jueves, 10 de abril de 2008

Cuando el fin se acerca.

La cruz negra invertida sobre un fondo rojo escarlata me identifica como un integrante del gremio mas antiguo que se recuerda, el de los Asesinos. Aunque es un avatar respetado por uno y temido por otros, no es bueno llevarlo a la vista. Siempre hay aprendices de héroes dispuestos a ponerlo a prueba. ¡Caro pagaron su atrevimiento!

Como la de un soldado, mi vida es sencilla, yo puedo mirar a mi enemigo a los ojos. Y la muerte es un fiel compañero que me acompaña a diario, aunque últimamente he flirteado demasiadas veces con sus labios fríos. Dicen que una vez que su aliento se posa en tus labios, es momento de despedirse. Pero en mi caso, he tenido el placer de beberme su esencia hasta saciarme en mas de una ocasión, soy un condenado esperando su ejecución...

Nunca esperas que un solitario como yo, que solo sabe hacer bien una cosa, llegue a sentir algo que no sea resignación por aquello para lo que ha sido adiestrado. En un mundo donde los caballeros buscan honor y gloria, yo siempre he "completado" las amenazas huecas que otros han pregonado. Siempre he sido el brazo ejecutor de algún cobarde que tiene la lengua mas larga que su valentía. Nunca pensé que con cada daga que he hundido entre el hueco de alguna cota de malla, que con cada ultimo aliento expirado algo en mi también se escapaba. Tan liviano e imperceptible como la brisa acariciando mi marcado rostro, no se aprecia hasta que ya es demasiado tarde.

Y ahora, como un lobo que se lame sus heridas, con la cabeza gacha y ausente, arrastro los pies por cualquier callejón. En las noches frías de invierno, en noches como ésta, las sombras me abrazan dándome la bienvenida. La humedad se me clava en los huesos, aunque ajeno a las punzadas, solo tengo una obsesión. Solo busco una guarida donde esconderme, donde poder esquivar los recuerdos. Rehuyendo la compañía, no busco comprensión. Solo busco un rincón oscuro donde autodestruirse, que el trabajo ya esta hecho y solo queda el golpe de gracia. Ya no existe el mañana porque todo esta muerto. El final esta escrito. Que nunca he sido hombre de Honor. Jamás creí que aquello de lo que tantas veces me he mofado, en el ocaso de la vida fuese tan importante.

¿Que legado dejo atrás?... Lágrimas derramadas sobre alguna lápida sin nombre.

3 comentarios:

Nenita dijo...

Dices que no necesitas comprensión ni compañía, escribiré aún así mi comentario para mí y para quién quiera leerlo. No pretendo salvarte ni nada de eso, estoy yo para que me salven a mí...


Entiendo que llevar ese cruz conlleva momentos como estos, de sombras y culpabilidad. Uno se acaba acostumbrando a llevarlo. Hay momento mejores y peores. El final nada más que lo escribes tú.

Si el trabajo sucio ya está hecho, olvidarlo o aprender a guardarlo en un lugar donde no moleste es lo mejor... No dejará de significar lo que signifique pero si lo asimilas y lo entiendes como lo que es, todo será más fácil.

La resignación es uno de los sentimientos que más le pesan a uno, y si a eso le añades la culpa, nos puede llevar a las ganas de autodestrucción como tú dices...

Distanciate un momento. No es fácil lidiar con lo que nos trae la vida! Nos imponen valores morales, y está bien que estén ahí! pero estamos hechos para sentir. Rcupera tu honor en próximas ocasiones, y perdonaté por aquello! Eres humano, no lo olvides.

Un beso.

Belén dijo...

Buf, sería el cazador cazado quizá...

Para todos nos llega, sin duda.

Besos!

Aldebaran dijo...

Nenita, dicen que la felicidad es algo efimero, que solo estamos capacitados a sotar su ausencia, pero no a disfrutar de ella.
Gracias por el comentario y besos.

Belen, nadie esta a salvo de caer es su propio juego. Por eso hay que tener cuidado con lo que hacemos.
Otro beso para ti.